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Anuario de Criadores 2015: Claudio Schlack Harnecker, un experto en caballos

Anuario de Criadores 2015: Claudio Schlack Harnecker, un experto en caballos
Revisa esta nota realizada al destacado cochero y corralero, fallecido recientemente.

Hace pocos días falleció el destacado cochero y corralero Claudio Schlack Harnecker, por lo que recordamos su trayectoria con esta nota publicada en el Anuario de 2015 de la Federación Criadores de Caballos Raza Chilena.

Revisa la transcripción del artículo:

Claudio Schlack Harnecker, un experto en caballos

Ha practicado casi todas las disciplinas ecuestres, destacando en la actualidad en el Enganche.

Por Miguel Angel Moya

Dicen quienes lo conocen que Claudio Schlack Harnecker ha practicado casi todas las disciplinas ecuestres, además de ser criador de caballos chilenos y adiestrador de jinetes y equinos.

Y mientras nos dirigimos hacia el fundo El Cardal de Rauco en el vehículo de César Núñez, secretario general de la Federación de Criadores y quien fue el nexo para este encuentro, vamos escuchando una descripción que nos da una pintura muy certera de nuestro entrevistado.

"La importancia de don Claudio Schlack, es que es un señor que ha practicado en Chile, creo no equivocarme, la mayor cantidad de disciplinas ecuestres. De hecho, él amansaba los caballos, después corrió en el Rodeo, corrió con mi papá, incluso. Ha sido equitador, ha participado en Enganche ecuestre por mucho tiempo y ha adiestrado los caballos para los coches", apunta.

Agrega que Claudio Schlack estudió Veterinaria y que personalmente ha participado en el manejo de todo tipo de caballos: chilenos, hackneys, ingleses, percherones, atamulares, etc.

"Creo que es un jinete que ha complementado su habilidad y su talento con todas las razas de caballos. Su gracia es que no tiene una raza favorita. Le gusta el caballo en general y sabe del trabajo con ellos y especialmente del trabajo de boca de los caballos", reseña.

Trasponemos el portón del fundo y nos sale al encuentro un hombre muy afable, que nos invita a ingresar a su casa. Ya acomodados en el living, mientras observamos fotos en los muros, además de revistas y recuerdos en mesas y anaqueles, Schlack nos introduce en la historia de su vida, con los caballos como hilo conductor.

"Mi actividad ecuestre empezó en forma definitiva en el año 1943, fecha en que mi padre compró un fundo en la costa, bastante grande. Absolutamente de rulo, con caballos, con vacas, con ovejas, qué se yo. Estaba de Hualañé hacia el Norte. Se llamaba El Rincón de Patacón. Yo era un chiquillo de 13 años", recuerda.

"Entonces, hice muy buenas migas con el personal de ese fundo, que era muy acampado y empecé a los 13 años a enlazar, a apialar y eso me lo enseñaba don Lucho López, el vaquero. Junto con eso, me enseñaba muchas cosas de campo don Ernesto Ahumada, que era el llavero del fundo", cuenta.

Y manifiesta que está hablando del año '43 hasta el '52. Agregando: "Empecé a amansar exactamente a los 13 años, con el amansador del campo que se llamaba Lucho Meléndez. Esto no fue instantáneo, pero a través del tiempo supe perfectamente amansar los peores potrones, que los buscaba por chúcaros. Los mulares más difíciles y todo esto montado".

Dice que también le tocó con este amansador aprender a topear en la vara, puntualizando: "Es un deporte que no existe ahora y que antiguamente era muy preciado por los huasos. Se tomaban unos traguitos y empezaban a topear en un varón fuera de alguna cantina. Eso también lo hice".

Asimismo, hablando de tradiciones que se han ido perdiendo, nos habla con nostalgia de las últimas trillas a yeguas sueltas en que le tocó participar.

"No como las de ahora, que son realmente una mala copia. Eran trillas para trillar trigo de gente que vivía en sus cosechas. Y me tocó conocer al último criador, con las últimas dos tropillas de yeguas chúcaras, que se llamaba don Nepomuceno González. Era del valle del Nilahue y tenía 60 yeguas; hacía dos tropillas para trillar a yeguas sueltas. Era entretenidísimo", asevera.

Avanzando en la historia, dice que en el 52 se vendió ese campo y se fue a Comalle, donde estuvo trabajando durante 17 años.

"Ahí tuve en arriendo dos fundos; uno grande que era la Hacienda Comalle y después el fundo San Francisco de Comalle. Ahí me entusiasmé por los rodeos y por la Rienda a la Chilena. Esto duró desde 1952 hasta 1967. Seguí amansando mis caballos, más tecnificado. Dejé de topear y me dediqué a los rodeos y a la Rienda".

Señala que sus grandes profesores en ese ámbito fueron don Jesús Regalado Bustamante, su hijo Oscar Bustamante y un amigo que se murió hace poco tiempo, Manuel Solís González, y otro amigo de ahí mismo, Hernán Perico Villalobos.

Era gente que con toda voluntad y con todo cariño le transmitió, sin ningún interés especial, sus conocimientos, agregando: "Me saqué algunos champions, corrí caballos buenos, tuve buenos, me prestaron buenos también. En fin, fueron unos años muy bonitos".

"Llegaron las expropiaciones y tuve que recogerme y me cambié de fundo. Compré éste, que era de mi padre, el fundo El Cardal de Rauco. En ese tiempo corrí con mi vecino, César Núñez Grez, en forma amateur como era la costumbre del rodeo en esa época. Ya no tenía tiempo para las vacas y salió un amigo que me enseñó mucho, que se llamaba don Guillermo Goricoytía Feliú, que todavía está vivo y que todavía está haciendo clases de equitación. Y me empezó a enseñar las primeras bases de Equitación, Salto y Alta Escuela".

Practicó salto del 1967 hasta el 2002, y sigue en Adiestramiento.

"Tuve la suerte enorme que en Adiestramiento y en Salto se interesaran por mí dos personajes legendarios en la equitación chilena. Uno fue don Eduardo Yáñez Zavala, quien fue considerado el Mejor Jinete de todos los tiempos y don Rafael Monti Roa, a quien le decían el Chato Monti. Y el otro que me ayudó mucho en la Equitación fue un maestro de equitación de Carabineros, Héctor Yáñez", recuerda.

Pero enfatiza que lo que nunca dejó y empezó a practicar en el mismo año 1945, fue la Cochería.

"O sea, con todas esas cosas que le he hablado, siempre seguí practicando la Cochería. Empecé bien rústico por cierto; no había nadie que me enseñara. Y de repente se interesó por mí el general retirado don Edgardo Portales. Era el que administraba las Cocheras Presidenciales. Yo soy el último miembro vivo del Círculo de Cocheros de Chile y todas las historias que cuente sobre eso, aunque sean mentiras, nadie me las puede desmentir porque están todos muertos", apunta.

Agrega que también se interesó por ayudarle don Pedro Loyola Pérez, que también era cochero. Y por último, asegura que de quien más aprendió fue de un alemán que llegó hace 12 años y que se llamaba Hermann Maul.

"Yo partí con unos caballos hackney, que eran los de moda en ese tiempo. Después he seguido con todas las razas del espectro. Ahora, en Adiestramiento, tengo caballos de las razas Holsteiner, Cuarto de Milla, Americanos y Chilena por el momento. Acabo de entregar nueve caballos adiestrados en noviembre de 2014 y ahora tengo siete más".

Hablando de ventajas y desventajas, de dichas razas, manifiesta que el caballo más adecuado para la Cochería, el más elegante es el hackney antiguo, el hackney de Argentina.

"Los de Europa los minimizaron porque nadie los necesitaba. No tiran nada. El hackney argentino es el único hackney bueno que queda en el mundo y unos pocos en Canadá", asegura.

En cuanto a los caballos chilenos, si tienen en su sangre Angamos, señala que andan muy bien por sus aires.

"Los descendientes de Angamos son el 90 por ciento de los caballos chilenos y el potro les dio una liviandad tremenda. Liviandad de adelante, con el cual se meten muy bien de atrás, porque se reúnen muy fácilmente, levantan su cuello", manifiesta.

Pero aparte de preparar caballos para tirar los coches, Claudio Schlack también compite.

"Sí, por cierto, ya solamente lo hago en coches, porque ya tengo 84 años cumplidos. Y hay dos personas en el mundo que manejamos el tiro de tres caballos: don Enrique Terrarosa, con quien somos amigos y yo", asevera, pero haciendo hincapié en que su amigo sólo muestra ese tiro como exhibición, mientras él compite.

Cuenta que participa en la categoría Training, con tiro de tres caballos en hilera y de dos. Usa el coche clásico y engancha lo que le pidan.

"Y además de enseñar caballos, enseño personas a conducir coches. En algunos caballos me he demorado un poco menos, pero lo normal es que me demore seis meses en los caballos de coche", advierte.

Dice que los primeros dos meses son silla hasta que los tiene a su gusto en cuanto a la boca. Y si llegan bien trabajados, a veces se acorta dicho plazo.

"En seguida vienen dos meses de tiro acompañado, pero antes de eso, diez días para enseñarles a tirar. Y eso lo hace un ayudante que los enseña maravillosamente a tirar de a pie. Después los engancho en pareja durante dos meses y luego un mes y medio a dos en tiro solo", manifiesta.

En cuanto a las personas, expresa que cuando son empeñosas  tienen ganas de hacer las cosas, él se demora seis meses en adiestrarlas, con tres clases semanales, como ocurrió con un alemán que acaba de irse.

"Quedó listo, compitió en Lolol en noviembre y se ganó una copa en su categoría. Tengo otros dos alumnos, que son menos preocupados, pero también se han ganado copas. Uno se llama Horacio Pérez Walker y el otro es un brasileño, se llama Claudio Borja, que viene regularmente y competimos juntos".

Y dada su experiencia, también comenta lo que ha sido el desarrollo de esta disciplina.

"Los primeros 55 años, era casi el único cochero en Chile, después empezó el entusiasmo, hace 14 años por Andrés Mujica, quien empezó con sus concursos en Lolol. Y esto fue tomando carrera y actualmente tenemos campeonatos de nivel internacional. Incluso cocheros chilenos que han ido a competir al exterior", sostiene.

Ya expirando esta conversación, nos deja para el registro lo siguiente: "La base del adiestramiento de los caballos es como un piso de tres patas. Si falla alguna, se cae. Y las tres patas son: cariño, paciencia y conocimiento de lo que uno tiene que pedir. Ahí está todo el secreto".

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