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Secretos del Arreglo, José Manuel Pozo: "Voy a tratar de no dejar nunca de trabajar caballos"

Secretos del Arreglo, José Manuel Pozo:
El dos veces campeón nacional comentó su método de trabajo, cómo le gustan los mancos, el desarrollo del oficio hasta la actualidad y detalló con qué herramientas se desempeña.

El dos veces campeón de Chile, criadero, arreglador y jinete, José Manuel Pozo, conversó con Caballoyrodeo.cl en la sección "Secretos del Arreglo", contando su método para trabajar caballos, cómo le gustan los mancos, el desarrollo del oficio hasta el presente, las herramientas con las cuáles se desempeña y aconsejando a los jóvenes que están dando sus primeros pasos.

- ¿Qué le parece el desarrollo del oficio del arreglador hasta la actualidad?

"No hay que comparar tanto, porque antiguamente había arregladores muy buenos, que sabían mucho, y hoy día también. Todos los días se aprende algo, no hay ningún arreglador que se las sepa todas. Cada uno aprende algo de cada arreglador. Lo que sí es que hoy en día hay más tecnología y es más fácil montarse. Pero no sé si hay más o menos arregladores, pero sí que hay buenos arregladores hoy en día, igual que antiguamente. Proporcionalmente a los corredores, debe estar por ahí. A pesar que creo que hay una escasez de arregladores hoy día, porque hay más caballos y más corredores. La proporción debe ser parecida, porque siempre ha habido escasez de arregladores buenos. Porque  hay algunos que nos arregladores y se las dan de arregladores".

- ¿Qué define a un buen arreglador?

"Un gallo que saca caballos, que arregla caballos, que los saca a correr bien y en forma relajada, que son caballos que siempre duran. Ese es un buen arreglador. Ahora también un arreglador bueno va de la mano con un gallo que los corra bien después también. Se tienen que juntar muchas cosas, un buen arreglador, que le entregue un caballo arreglado a alguien que no sepa correr bien, va a ser difícil que muestre su trabajo de arreglador".

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- Usted lleva años arreglando los caballos del Criadero Principio, su criadero. Usted dice que es por necesidad, pero me imagino que también es por gusto…

"Sí, claro, es por gusto. Como hay tanto trabajo en la actualidad, es la terapia que tenemos, una hora al día dedicarnos a los caballos. En invierno trabajo los caballos nuevos y en primavera-verano son los caballos que están corriendo. Es entretenido cuando las cosas resultan. Por ahí no resultan tan bien como uno quiere, pero es entretenido. Te saca la presión del trabajo que uno tiene, te lo saca. Yo voy a tratar de no dejarlo nunca, porque creo que me hace bien. Disfruto mucho más del trabajo, habiendo trabajado un rato caballos".

- ¿Cómo es el trabajo que usted realiza con los caballos nuevos?

"Es difícil de explicar por teléfono. Pero hay que empezar por troyar un caballo, galopearlo al revés, que esté blandito. De la guatana yo los paso a un 'filete' o a un riendero, dependiendo del caballo. Trato que los caballos en su primera parte se desenreden de abajo, o sea que no se topen patas ni manos. Que aprendan a parar, que aprendan a retroceder. Y después de todo, enseñarle un poquito de postura para poder pegarle la primera topeada. La primera topeada es al tranco, después al galopito, en un picadero ojalá o en un potrero. Pero es algo lento, todo esto se hace una vez que uno tiene un caballo desenredado de abajo. Es muy importante que esté desenredado de abajo, que sepa parar y que no esté duro, que esté blandito".

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- ¿Qué herramientas utiliza?

"Guatana, filete, riendero. Esa es la escala. Pero no todos los caballos son iguales. Ahora yo tengo mí sistema, que cuando no me gusta un caballo después de que me lo entrega el amansador, es decir, no me gusta su forma de galopar, lo cambio por otro, para trabajar uno que me guste".

- ¿Usted de inmediato se da cuenta de las condiciones del caballo?

"No, no es que me dé cuenta. De inmediato me doy cuenta que el caballo no me gusta, eso no significa que el caballo vaya a ser bueno. Ahí vienen hartas pegas más en el camino. Sin duda, que lo voy a andar dos o tres veces en una semana y voy a decir si me gustó el caballo o no".

- ¿Cómo le gustan los caballos?

"Que sean ágiles, mansos por su puesto, pero la agilidad es fundamental. Y que tengan un físico apropiado, que no sean caballos muy delgaditos, que tengan buen físico. No se trata de que tengan un gran porte, sino que un buen físico, que sean caballos bien conformados. No tienen por qué ser bonitos, pero sí que sean bien conformados".

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- Después del topeo, ¿Qué trabajo es el que viene para los caballos?

"Las etapas para mí son: En el primer año uno los deja topeando, arrastrando un poquito, siempre con novillos livianos. En la segunda temporada viene harto topeo y ahí hacerlo apretar un novillo de forma suave, primero al tranco, después al trote y luego al galope. Después se le va dando la velocidad de acuerdo a la base del caballo. En esa etapa trato de enfrenarlo, cuando soy capaz. A veces no soy capaz de enfrenarlo, porque hay caballos que cuesta más enfrenar que otros. Es un tema largo, no tan corto, pero sin duda que hay caballos que se enfrenan mucho más que otro. Ese es un tema que no es fácil. No todos los caballos se comportan igual. Ahora hay dentistas de caballos y es bueno revisar a los caballos muchas veces, que no tengan puntas de muelas molestando, y esas cosas es mejor descartarlas al tiro. Eso creo yo, es mi opinión, no digo que eso haya que hacer".

- Ahí empiezan a madurar los caballos y se les pide un poquito más…

"Uno se demora, por lo menos en el caso mío, dos o tres temporadas en sacar un caballo a correr. Y de repente hay alguno que queda en el camino, que no soy capaz de sacarlo también. No tengo un cien por ciento de efectividad, para nada. Siempre queda algo en el camino, que no me queda bien. Pero sí trato de buscar todos los acomodos para que el caballo llegue a correr algún día. Como somos un criadero chico no hay tanto donde elegir, pero sí hay donde elegir".

- El trabajo para los caballos de competencia es distinto, es de más estado físico…

"Más estado físico, más velocidad. Hay                que tener blanditos a los caballos, tenerlos sanos y bien alimentados. Hay que revisarlos, que no tengan ningún dolor. De repente los caballos se lesionan igual que los humanos que son deportistas. Entonces la idea es que estén al cien por ciento y lo demás lo tiene que poner el jinete. Algo tiene que poner el jinete, no todo el caballo".

- ¿Antes de los Clasificatorios o el Champion de Chile, hay algún secreto o apriete que se le haga a los caballos?

"Nada, es todo igual. Uno le pone más color porque es un rodeo más importante, pero es lo mismo. Hay que estar convencido de que lo que uno está haciendo está bien, y sino pedir ayuda a la gente que sabe. Pero no, es lo mismo. Hay más nerviosismo y más ansiedad, pero lo demás es lo mismo".

- ¿Qué le aconsejaría a los arregladores más jóvenes, a quienes están empezando en este oficio?

"Tienen que mirar mucho, acercarse a donde ellos creen que hay un arreglador bueno y tratar de copiar. Uno nunca copia perfecto, pero sí ayuda mucho ir a ver un arreglador bueno, conversar con ellos y ver cómo topear. Porque topea así y no asá. Hay que acercarse a la gente sabe".

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- ¿Qué arregladores buenos usted destaca?

"Hay muchos. Está 'Checho' Tamayo, 'Lalo' Tamayo, hay muchos. El 'Negro' Cortés, don Remigio. Esos son los que yo me acuerdo ahora, pero hay muchos, se me quedarán muchos en el tintero. En el sur está 'Pato' Palma. Está 'Memo' Barra. Y así muchos, no son pocos".

- ¿Qué le parece usted que digan que los caballos en la actualidad duran poco porque los ponen a correr cuando todavía no alcanzan la madurez?

"En algunos casos sí, porque los sacan muy nuevos a correr y el rodeo en la actualidad es más exigente, por lo tanto, duran menos. Es más exigente en postura y muchas cosas. Pero si los corren con cuidado cuando son nuevos, no pasa nada. Los caballos cuando son nuevos y el jinete los corre con cuidado, sabiendo que son caballos nuevos, no pasa nada. Ahora, el ideal no es correr un caballo a los cuatro años, hay que sacarlo a correr tipo seis años, esperando que llegue a los ocho años a Rancagua de primera. Entre los ocho y los 12 o 14 años es la plenitud de los caballos, creo yo. Un caballo bueno correrá seis finales, de ahí para arriba. Eso ha ocurrido en el tiempo. Mira los caballos de Vista Volcán, el potro barroso cuántos campeonatos nacionales tiene, una montonera y siempre atajando, hasta que le llegó la edad de jubilarse. Eso mismo nos va a pasar a los jinetes. Es así la cosa".

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