El fin de semana pasado partió hacia las praderas celestiales, para criar caballos de luz, Sergio Ramírez Ramírez, quien fuera socio fundador del Club San Rafael del Rodeo Chileno. A su paso por la Región del Maule, donde nació, dejó incontables amistades obtenidas en el ámbito de la crianza y de los rodeos y hoy su hijo Alvaro Ramírez Bravo, en conversación con Caballoyrodeo.cl, comentó cómo fue la partida de su padre y definió su perfil.

"Mi papá falleció en la noche del jueves pasado (25 de marzo) y sus funerales fueron el sábado 27. Le dio esta maldita enfermedad del Covid-19; estaba súper bien, paradito como todos los viejitos antiguos. Tenía 92 años, pero estaba muy lúcido, se levantaba todos los días, caminaba; estaba impecable. El 4 de marzo se sintió mal, lo llevamos al Hospital, le hicieron el PCR y estaba contagiado con el virus", informó.

"Mi papá con mi abuelo Luis Ramírez vivieron toda la vida ahí en San Rafael (Región del Maule), a 18 kilómetros de Talca, en el fundo San Sebastián, camino a Villa Prat. Mi papá junto a don Ricardo Ibáñez Letelier, Vicente Ramírez, Jaime Roncagliolo y otros próceres de la época, formaron el Club San Rafael de Rodeo en la comuna de San Rafael. Eso fue el año 1968, 1969, por ahí debe haber sido y yo debo haber tenido unos 13 años en aquella época. Yo participé también en los rodeos durante muchos años, siendo adolescente, como hasta los años 1974, 1975, perteneciendo al Club San Rafael", señaló.

"Mi papá tenía un pequeño Criadero que se llamaba San Sebastián II, y todavía hay por ahí algunos caballos del Criadero, que los tiene un primo mío, Gonzalo González, que participa por el Club Florida y todavía está corriendo. Junto a mis primos, los Valdivia Ramírez, Patricio, Rafael y Jaime, también participábamos en el rodeo y ellos también fueron de los fundadores del Club", añadió.

Respecto a la personalidad de su padre, expresó: "Mi padre era un criador pequeño, tenía caballitos buenos de la sangre del Colibrí de don Angel Caballero. También tenía ejemplares de la sangre Chicharrón. Así que teníamos un criadero chico, con 10, 15, 20 caballitos; era para entretenernos, más que todo. Le apasionaban las dos cosas: la crianza y el rodeo. Era también coterráneo de la época de don José Manuel Pozo Merino, de don Gastón Pozo, de don Edmundo Donaire; era de esa época. Nosotros corríamos en Molina, Curicó, San Clemente, Pelarco, Talca".

También contó de una vinculación de su padre con Claudio y Rufino Hernández, los campeones nacionales de rodeo, señalando: "El papá de ellos, don Luis, trabajaba con mi padre en el campo, en el fundo San Sebastián. Así que a ellos yo los conozco desde niños".

En cuanto a las enseñanzas que su padre le dejó, dijo: "Me dejó la pasión por el Rodeo, la pasión por la crianza. Desgraciadamente después nosotros vendimos el campo y nos vinimos a Santiago. Aunque como le conté, igual quedaron algunos caballitos del criadero, que los tiene mi primo Gonzalo. Y me dejó esa pasión por el Rodeo; yo voy todos los años a Rancagua y como vivo en San Bernardo actualmente, voy a todos los rodeos que se hacen por acá cerca. Y Rancagua no me lo pierdo desde hace 20 años o más. Ahí me junto con parientes, amigos de aquellos tiempos, de aquella época".

"Mi padre fue un hombre acampado toda su vida, metido en el mundo rural, amante de los caballos, amante de los rodeos. Asimismo, en este último tiempo también disfrutaba del folclore, pues participaba en un Club de Cueca. Siempre siguió ligado con todas estas tradiciones del campo. Espero que, al ver esta nota, la gente que lo conocía y no tuvimos la oportunidad de avisarle, se entere de la partida del viejito", completó.