De una tradición familiar salió el nombre del Criadero As de Oro, que el sábado 1 de julio fue reconocido por su trayectoria en la premiación de la Asociación de Criadores de Caballos Chilenos de Ñuble.

Su orgulloso propietario Iván Merino Márquez, recordó que "éramos tres hermanos y mi papá (Arturo Merino) en ese tiempo vivía en un campo arriba, en la precordillera y nosotros nos íbamos el día viernes a las 12 de la noche, después que terminábamos de trabajar, a andar a caballo y nos poníamos a jugar al naipe. De ahí salió el nombre del criadero, jugábamos con mi padre a la escoba, al truco, y quedó como recuerdo".

Sobre el galardón recibido, Merino Márquez dijo que "para mí fue muy emotivo y me siento muy contento, muy feliz, y mi familia también".

Haciendo historia, contó que "mi criadero lo inicié el año 1974, cuando terminé mis estudios universitarios y comencé a trabajar. Pertenezco a una familia corralera, mi padre siempre fue de caballo, mi madre también es de origen agrícola y le gustaban mucho los caballos, así que lo traía en la sangre. De chico fui a los rodeos con mi padre, siempre al lado de él, pero primero me estimularon para que estudiara, terminé la universidad y cuando me puse a trabajar, dije este es el minuto en que quiero empezar a cristalizar mi sueño".

El dueño del As de Oro recordó también cómo fueron sus inicios y el desarrollo del criadero.

"Me compré una yegua que era nieta de Chicharrón y empecé a reproducir, a formar mi criadero. Hace unos tres meses saqué un listado en la SNA y he criado más de 150 caballos. Así que me puse a criar, era joven y eran otros tiempos. El rodeo era diferente en cuanto a la sangre y los caballos, y a nosotros nos importaba ir a los rodeos más que los caballos fueran buenos o malos, o su sangre", repasó.

"Ahora las cosas han cambiado, el rodeo es más competitivo y están también las exposiciones. Yo me acuerdo la primera vez que llevé un caballo a una Exposición a San Carlos, juró don Alberto Schwalm y uno de los primeros caballos que sacó para afuera fue el mío. Cuando terminó la selección, ofreció la palabra para hacer preguntas y yo le consulté 'qué son los bajos, qué son los aplomos, los adornos', porque no teníamos idea", continuó.

"Ahí me empecé a interiorizar del tema y me puse más riguroso, y comencé a seleccionar sangres. Ahora tenemos las herramientas para ir calificando los caballos tanto para exposiciones, el desarrollo de la crianza y para el rodeo", completó.

El famoso Regalito

Iván Merino Márquez apuntó cuál fue el caballo que más lo ha marcado durante su trayectoria como criador.

"El que marcó el desarrollo de nuestro criadero y el nivel competitivo de nosotros, y con el que encontré amigos más allá de la provincia, fue con el famoso potro que tuvimos, el (Las Coles) Regalito (N° 72266), que fue un caballo extraordinario. Añoro tenerlo ahora porque lo habría disfrutado mucho técnicamente y lo habría aprovechado más", expresó.

"El año 1986, hace 31 años, lo castré porque era un poco bravo, y lo vendí como caballo en esa época en tres millones de pesos, que era mucha plata. Me compré 60 vacas clavel, una citroneta y di el pie para un departamento. Ese caballo me lo compró el señor Antonio Bathich y lo corrió en Rancagua, ganando la Serie Caballos y fue famoso con el Regalito, que terminó en Salamanca. Ahora tengo amigos ahí con quienes me veo todos los años en Rancagua, porque ellos querían conocer al dueño del Regalito", añadió.

Incluso, al momento de esta entrevista, comentó que "justo ando en una bisnieta del Regalito, porque estoy trabajando mis caballos en la medialuna. Es que esto me gusta mucho, me encanta".